CUMBRE DEL COTORRO, ROMANGORDO.
29 de diciembre, domingo, no hay mejor forma de terminar el año que disfrutando de un entorno único que mezcla naturaleza, historia y cultura.
Para esta última ruta del año no hace falta madrugar mucho, los pocos que somos se presentan puntuales en la plaza del Navarro a la hora prevista, llegando a Romangordo antes de las nueve.
Desde el pueblo subimos por una pista forestal, es una ruta fácil y cómoda, pero arranca con una empinada cuesta en la que según vamos subiendo podemos disfrutar de un paisaje espectacular. La niebla alojada en el Tajo nos presenta el primer trampatojo “Trampa para el ojo” del día, cubriendo Almaraz por completo, sólo se ve monte y campo hasta Miravete. Continuamos nuestra subida, dejando a la izquierda el Cancho de los Cristales y por fin llegamos a la cumbre del Cotorro.
Nada más cruzar el Cotorro vemos la impresionante finca El Frontal, la bajada es igual de empinada que la subida, tomamos rumbo hacia Miravete para coger el Camino del Venero. En apenas un kilómetro nos desviamos para bajar hacia la garganta de La Canaleja, continuamos por la rivera de la garganta hasta cruzar el Puente de la Portezuela, donde después de hacer las fotos de rigor subimos al alto del Colorado, una zona de tierra roja arcillosa donde nos sorprende un muro de piedra que parece pintado en amarillo, otro trampantojo que han creado líquenes de la zona, desde aquí nos dirigirnos de vuelta a Romangordo.
Llegamos antes de la hora prevista y después de comer algo comenzamos la segunda parte de la ruta, visita de los Museos y trampantojos de Romangordo con su guía local. Aprendemos parte de nuestra historia en el Centro de interpretación de la Ruta de los Ingleses, descubrimos los aromas, flora y fauna en La Casa de los Aromas y paseamos por sus calles viendo sus ya famosos TRAMPANTOJOS, unas impresionantes pinturas en fachadas, paredes y puertas que representan escenas de la vida del pueblo y de sus gentes.
Tras una cerveza en el bar de la plaza ponemos punto y final a una gran mañana, aunque aún nos queda una parada para disfrutar de las vistas del Tajo a su paso bajo el puente de Albalat. Queremos agradecer a Juan Antonio, el guía local de Romangordo, su profesionalidad, sus geniales explicaciones y la paciencia que tuvo con nuestras preguntas, porque aunque éramos pocos, le toco un grupo con muchas inquietudes, je, je, je.
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